Cuando llegue el carnaval este verano, su mayor celebración latinoamericana en el Sambódromo de Río de Janeiro redondeará para esta ciudad un inmpacto económico de un (1) billón de reales (aproximadamente U$S 572 millones). La fiesta abrá consolidado entonces un crecimiento del 110% en el decenio - de acuerdo a los 476 millones de reales generados en el 2000- y empleado a más de medio millón de trabajadores a lo largo de 2009.
Para alcanzar estas cifras, los cariocas fueron desarrollando durante décadas -aunque sin saberlo- una verdadera cadena productiva que fue sosteniendo este fenómeno iniciado por la simple vocación de alegría hasta convertirlo en una exitosa actividad económica. El ingreso por boletería fue, en 2009, de 68 millones de reales, unos U$S 40 millones, el mismo costo que tienen la suma de las diez Escolas do Samba para llevar su espectáculo al Sambódromo.
Relevar esa cadena productiva identificando a todos los agentes económicos involucrados y organizarlos entre sí para continuar el crecimiento y que los ingresos se distribuyan equitativamente fue el trabajo del Núcleo de Estudios de Económia de la Cultura de la Asociación Brasilera de Gestión Cultural, coordinado por el economista Luis carlos prestes Filho, que ya habia trabajado sobre la música.
Esa Cadeia Produtiva do carnaval, fue editada en libro, y para conversar sobre esta especie de "economia de la cultura" Prestes dice: "en cuanto a sistema económico funciona igual que la economía del petróleo, del gas, del transporte. Hay que buscar el lucro, el retorno económico como cualquier otra actividad y para eso es importante mostrar cómo se produce, disribuye, consume y cómo se compone", asegura.
En 2006, el carnaval de Río atrajo 360.000 turistas ( 70% nacionales y 30% extranjeros) y generó un impacto económico de 684,5 millones de reales. Se destinaron 98 millones a pagar 264.500 puestos de trabajo que ocuparon a 470.000 trabajadores en el año.
Las actividades directas involucradas van desde los diferentes productores (carnavalescos): indumentaria, bordado, herrería, hasta el marketing, comercialización y consumo, Y las indirectas son: turismo; audiovisual; industrias fonográficas, editorial, gráfica; bebidas; entretenimiento. Se suman derechos de propiedad intelectual y de imagen y las inversiones del Estado en infraestructura, fomento e incentivos fiscales.
Un sector muy significativo, es el de las bordadoras de la localidad de Barra Mansa, en las afueras de Río:
"Son dos mil bordadoras en esta localidad que trabajan en sus casas y producen 39 millones de piezas de fantasía por año. El lugar siempre fue conocido por su industria química, metalúrgica o láctea, pero un estudio descubrío que ellas producían nada menos que el 47% del PBI local. Y nadie las tenía en cuenta como sector productivo, aunque algunas comenzaron a exportar las prendas. Ahora, las están organizando, capacitando y gestionando crédito para que puedan desarrollarse.
Para alcanzar estas cifras, los cariocas fueron desarrollando durante décadas -aunque sin saberlo- una verdadera cadena productiva que fue sosteniendo este fenómeno iniciado por la simple vocación de alegría hasta convertirlo en una exitosa actividad económica. El ingreso por boletería fue, en 2009, de 68 millones de reales, unos U$S 40 millones, el mismo costo que tienen la suma de las diez Escolas do Samba para llevar su espectáculo al Sambódromo.
Relevar esa cadena productiva identificando a todos los agentes económicos involucrados y organizarlos entre sí para continuar el crecimiento y que los ingresos se distribuyan equitativamente fue el trabajo del Núcleo de Estudios de Económia de la Cultura de la Asociación Brasilera de Gestión Cultural, coordinado por el economista Luis carlos prestes Filho, que ya habia trabajado sobre la música.
Esa Cadeia Produtiva do carnaval, fue editada en libro, y para conversar sobre esta especie de "economia de la cultura" Prestes dice: "en cuanto a sistema económico funciona igual que la economía del petróleo, del gas, del transporte. Hay que buscar el lucro, el retorno económico como cualquier otra actividad y para eso es importante mostrar cómo se produce, disribuye, consume y cómo se compone", asegura.
En 2006, el carnaval de Río atrajo 360.000 turistas ( 70% nacionales y 30% extranjeros) y generó un impacto económico de 684,5 millones de reales. Se destinaron 98 millones a pagar 264.500 puestos de trabajo que ocuparon a 470.000 trabajadores en el año.
Las actividades directas involucradas van desde los diferentes productores (carnavalescos): indumentaria, bordado, herrería, hasta el marketing, comercialización y consumo, Y las indirectas son: turismo; audiovisual; industrias fonográficas, editorial, gráfica; bebidas; entretenimiento. Se suman derechos de propiedad intelectual y de imagen y las inversiones del Estado en infraestructura, fomento e incentivos fiscales.
Un sector muy significativo, es el de las bordadoras de la localidad de Barra Mansa, en las afueras de Río:
"Son dos mil bordadoras en esta localidad que trabajan en sus casas y producen 39 millones de piezas de fantasía por año. El lugar siempre fue conocido por su industria química, metalúrgica o láctea, pero un estudio descubrío que ellas producían nada menos que el 47% del PBI local. Y nadie las tenía en cuenta como sector productivo, aunque algunas comenzaron a exportar las prendas. Ahora, las están organizando, capacitando y gestionando crédito para que puedan desarrollarse.
dijo:Luiz Carlos Prestes Filho
No tenemos que producir relojes suizos, ni películas como los norteamericanos. Tenemos que mirar alrededor y desarrollar la economía basada en la vocación de nuestro pueblo. El carnaval del Sambódromo se sostiene por sí mismo, ahora queremos desarrollar otro polo carnavalesco lejos del centro, en Madureira, donde 40 escolas do samba, más modestas, hacen carnaval del pueblo. En cinco años deben tener su sistema económico y generar ganancias.
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