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Se acelera la emisión de billetes


El colosal esfuerzo que el Gobierno hizo por disimular la inflación en los últimos años, que incluyó el ocultamiento de los resultados de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares 2004/05, que daría lugar a la nueva matriz del índice de precios al consumidor (nunca se publicaron los datos finales) y la intervención de hecho del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), va camino de quedar superado por la realidad.

En los últimos años, el Banco Central (BCRA) debió intensificar la emisión de billetes de 100 pesos, los de mayor denominación en circulación en el país, y dosificó la de otros de mediano valor, lo que analistas privados interpretan como una admisión implícita de la pérdida de poder adquisitivo sufrida en ese tiempo por el peso, es decir, el bien numerario en el que se denominan los precios.

El desplazamiento hacia los mayores valores es considerado "lógico" por los especialistas y, al mismo tiempo, demostrativo del daño producido por el esmeril inflacionario. "Es un dato que permite comprobar lo que ya sabemos: que la inflación real está significativamente por encima de la oficial", opina el consultor Ricardo Castiglioni Cotter, de C & T Asesores Económicos.

"Es un fenómeno estrechamente relacionado con la demanda de la gente. Frente a precios de productos que se han encarecido sostenidamente, es lógico que cada vez más gente demande billetes de mayor denominación y convalide esa mayor oferta en los hechos", explicó su colega Nicolás Bridger, de Prefinex.

"El costo de emisión de un billete de 5 o de uno de 100 pesos debe ser el mismo. Claramente, en un contexto inflacionario, es más beneficioso emitir billetes de mayor denominación. Sin embargo, esto genera numerosas complicaciones en las transacciones", apunta la economista Evelin Dorsch, que junto a su colega Gabriel Caamaño Gómez está a cargo del Departamento Económico de la consultora Joaquín Ledesma & Asociados.

Las cifras oficiales, que el BCRA difunde y actualiza periódicamente, muestran que a mediados de noviembre de 2007 estaban en circulación 547 millones de billetes con la imagen de Julio Argentino Roca.

Un año después ya eran 695 millones, y actualmente suman 733,6 millones, mientras que la entidad, según pudo establecer LA NACION, tiene otros 200 millones en stock (dos tercios de la reserva total en billetes que atesora pero no están en circulación) y aguarda recibir de la Casa de Moneda otras 50 millones de piezas de esa misma denominación de aquí a febrero.

Aunque oficialmente no se lo admite, la mayor oferta busca compensar la depreciación que, en términos de poder adquisitivo, tuvo el peso en el período, la que, según los números del Indec, rondó el 15% y según la media de proyecciones privadas llegó al 33 por ciento.

Curiosamente, en ese porcentaje creció la cantidad de billetes de $ 100 en circulación.

Cuestión de expectativas

Otro rasgo que desnuda el impacto de la inflación es la comparación con países similares, y en ese sentido las conclusiones también son inquietantes. El billete de mayor valor de circulación local está entre los menos rendidores -en dólares y poder de compra- de la región, característica que comparte con los guaraníes, según surge de la comparación con monedas similares.

Mientras los $ 100 locales equivalen a unos 26 dólares, los 100.000 guaraníes (el billete de mayor porte en moneda paraguaya) representan US$ 21; los 20.000 pesos chilenos suponen US$ 40; los 2000 uruguayos (de escasa circulación) equivalen a US$ 98; los 100 reales brasileños, a US$ 57, y los 200 bolivianos, a US$ 31. Y considerando que la Argentina es, junto a Venezuela, la única economía de la región con una inercia inflacionaria superior a un dígito anual, no es arriesgado concluir que esta situación se irá agravando en los próximos meses, en la medida en que se empiece dejar atrás la recesión que había ayudado a contener los precios. "El último trimestre va a cerrar con un ritmo inflacionario del 1,5% mensual, pero acelerando más en diciembre" advirtió Castiglioni.

Pese a esta amenaza, en el BCRA señalaron que no tienen en estudio la emisión de algún billete de mayor denominación. "No tenemos demanda", dijo una alta fuente de la entidad que, en confianza, admitió que una de las razones que hacen desaconsejable esa opción es el peligro de "realimentar expectativas inflacionarias" o tocar algún botón que accione "la traumática experiencia que los argentinos acopian sobre este tipo de procesos".

"Entre 1969 y 1992 la Argentina cambió de signo monetario en cinco oportunidades y la moneda perdió 13 ceros (es decir, 1 peso de la convertibilidad era equivalente a 10.000.000.000.000 de pesos moneda nacional). Todo esto, como consecuencia de la evolución de la inflación", recordó Dorsch. "Esa experiencia pesa -agregó la economista-, por lo que es aconsejable ser prudentes. El problema es que a medida que los procesos inflacionarios se van acelerando la pérdida de poder adquisitivo también se va haciendo mayor, por lo que llega en un momento en que se hacen necesarios billetes con una mayor denominación".

La contracara del fenómeno es una creciente baja en la circulación de billetes de mediana denominación, tendencia que se acentuó en el último año: desde noviembre de 2008 dejaron la calle unos 14 millones de billetes de $ 5, 19 millones de billetes de $ 20 y 21 millones de $ 50, como si los que se retiran del mercado por su natural deterioro no hubieran sido reemplazados con la misma velocidad. Este hecho viene siendo alertado por los bancos privados, que en septiembre pasado enviaron una carta al presidente del BCRA, Martín Redrado, para advertir sobre las dificultades que encuentran para abastecer los cajeros automáticos y responder a la demanda de cambio del público.

"Se agravó la falta de billetes de baja denominación, sobre todo en el interior del país, donde la mayoría de los tesoros cuentan únicamente con billetes de $ 100", apuntaron en la misiva, publicada en LA NACION el 21 de septiembre.

En el sistema financiero adjudican este desbalance al escaso margen que la Casa de Moneda (encargada de la impresión) tendría para ampliar su producción y los esfuerzos que el propio BCRA debió realizar para aumentar la oferta de monedas, luego de recurrentes reclamos del público en ese sentido. Pero en la Casa de Moneda rechazan de plano la primera hipótesis: "Estamos abasteciendo al BCRA normalmente y cumpliendo en tiempo y forma con los contratos de provisión firmados", dijo a LA NACION su vocero, Julio Alvarez.

Prometen normalizar

En el BCRA hablan de una próxima normalización. "De aquí a febrero tenemos previsto recibir 60 millones de billetes de 5, 80 millones de 20 y 50 millones de 50, con lo que el equilibrio estará restablecido", prometen, aunque nunca explicaron por qué se perdió. En este sentido, fuentes del mercado apuntaron que la situación sería consecuencia de un faltante de papel (lo compra el BCRA) que obligó a la entidad a priorizar la circulación de los billetes de cada punta de la oferta (los de $ 2, que son los de más rápido deterioro, y los de $ 100) para disimularlo. "La demanda de denominaciones superiores le permitió transitar este déficit sin muchos problemas hasta ahora, que comienza a hacerse visible", apuntaron en un banco, en referencia a una reunión en la que autoridades del BCRA les habrían explicado esta realidad y pedido paciencia.

Las claves

*Relación directa. Los especialistas destacan que se trata de un fenómeno estrechamente relacionado con la demanda de la gente. Frente al encarecimiento de los precios de los productos, cada vez más públicao demanda billetes de mayor denominación y termina convalidando la mayor oferta.

*Confirmación oficial. Según las estadísticas del Banco Central, hoy hay en circulación 733.600.000 billetes de cien pesos frente a los 547.000.000 que había en noviembre de 2007. A esta cifra hay que sumarle otros $ 200 millones de billetes que están en stock

*Provincias sin cambio. La contrapartida de una masiva emisión de billetes de 100 pesos es la falta de papeles de baja denominación (en especial de 5, 20 y 50 pesos).El faltante se hace sentir con especial intensidad en el interior del país donde la mayoría de los tesoros provinciales cuentan únicamente con billetes de cien pesos.

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