General Motors se declaró hoy en bancarrota, llevando a uno de los mayores símbolos del poder económico de Estados Unidos a una nueva e incierta era como propiedad del Gobierno, dejando dos posibilidades a los accionistas de dicha empresa. Número uno, a pesar de los esfuerzos del Gobierno de Barack Obama, GM sigue sin levantar cabeza llevando a que éstos pierdan dinero, o por otra parte ese esfuerzo puede desembocar en lograr una competitividad óptima, en recuperar la confianza de los consumidores, y finalmente retomando el lugar de privilegio, que en un pasado muy poco lejano, supo ocupar.
La compañia es la tercera más grande en la historia de Estados Unidos y la mayor entre las manufactureras estadounidenses. Si estarán dificiles las cosas para que un gigante como GM caiga, poco más, que en caída libre.
La decisión de colocar a GM en bancarrota, se dictó posteriormente a que no se haya llegado a un acuerdo con los acreedores de la empresa. Ahora que ha pasado a manos del Estado, se planea suministrarle 30,000 millones de dólares adicionales para reestructurarla y darle competitividad frente a las automotrices asiáticas, que hoy en día son las más poderosas del mundo, es una gran apuesta del Gobierno de Barack Obama.
General Motors Corp dijo el lunes que recortará casi 8.000 empleos asalariados en Estados Unidos como parte del proceso de bancarrota. Afirmando que hacia el final del año reducirá de los 35.100 puestos actuales a solo 27.200.
General Motors aclaró que la operación de GM Europe no está incluida en el documento de bancarrota presentado en Estados Unidos. La firma informó que el paquete de financiamiento puente de 1,500 millones de euros fue aprobado por el Gobierno alemán.
La estrategia para GM, según lo detallado por los funcionarios estadounidenses, es realizar un proceso de venta rápido que permitiría que una compañía mucho más pequeña nazca tras la protección judicial dentro de 60 a 90 días.
Pero no solo GM cayó; un juez de quiebras aprobó la venta de sustancialmente todos los activos de Chrysler a un grupo liderado por la italiana Fiat. La bancarrota de Chrysler, que también es financiada por el Tesoro de Estados Unidos, ha sido vista mayormente como un ensayo de la reorganización mucho mayor y más compleja de GM.
"Ahora comienza la parte dura, que es volver competitivas a GM y Chrysler. Si no lo hacen, entonces estaremos haciendo esto otra vez en unos pocos años," dijo Christopher Richter, analista del sector automotriz de CLSA Asia-Pacific Markets en Tokio.
Comentarios
Publicar un comentario