Los veintisiete países de la Unión Europea han dedicado 3,8 billones de euros, el equivalente al 31,4% del Producto Interior Bruto (PIB) europeo, a rescatar bancos y entidades financieras para devolver la estabilidad al conjunto del sistema desde que empezó la crisis, según confirmaron hace unos días los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, el Ecofin.
Esta enorme cantidad de dinero no se ha traducido en inyecciones directas de dinero público en todos los casos, sino que ha habido diferentes fórmulas que van desde los avales del Estado a los créditos a las entidades. Desde que estalló la crisis financiera global en la que todavía estamos sumidos, la mayoría de los países europeos han tomado diferentes tipos de medidas para ayudar a sus respectivos sectores financieros que han ido, según los casos, desde la aportación de garantías a la recapitalización de entidades.
La explicación que se da desde Bruselas a esta discriminación positiva que está recibiendo el sector financiero, respecto a otros como la industria del automóvil o las aerolíneas, ambos sumidos en profundas crisis con importantes pérdidas de empleos, es que hay que salvar a los bancos porque en caso contrario habrá un riesgo para el conjunto del sistema económico, lo que los convierte de hecho en un «riesgo sistémico».
Devolver el dinero al Tesoro
De cualquier modo, cabe la posibilidad de que los bancos europeos tomen ejemplo de algunos de sus homólogos norteamericanos, que acaban de anunciar que devolverán a las arcas del Tesoro norteamericano nada menos que 68.000 millones de dólares de ayudas públicas que han recibido. Entre estos bancos están JPMorgan Chase, Morgan Stanley y Goldmand Sachs, entre otros. El Tesoro norteamericano ha destinado alrededor de 200.000 millones de dólares al rescate de 600 entidades financieras a través de diferentes fórmulas.
Un reciente informe del Fondo Monetario Internacional cifraba en 427.000 millones de euros las necesidades de capital que tendrán los bancos europeos hasta finales de 2010.
Sin embargo, pese a estos argumentos, hay otros provenientes sobre todo de los agentes sociales que señalan que no puede haber tanta diferencia de trato, en materia de asignación de dinero público, entre el sector financiero y el resto. La idea es que los ciudadanos pueden no llegar a entender este trato desigual, sobre todo cuando están sufriendo directamente el fuerte aumento del paro, que alcanza ya cotas históricas.
Pese a ello los ministros de Economía de los Veintisiete aprobaron esta semana una propuesta, que tendrá que ser refrendada por la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebrará la próxima semana en Bruselas, para que no se destine ni un euro más de dinero público a planes de estímulo económico que podrían contribuir directamente a la dinamización de la economía.
Hasta el momento, y según los ultimos cálculos de Bruselas, los países europeos gastarán tanto este año como el próximo el equivalente al 5% de su Producto Interior Bruto en medidas de estímulo fiscal destinadas a crear empleo, sobre todo en el sector de las infraestructuras.
Estos fondos equivalentes al 5% del PIB que se ha dedicado a planes de estímulo económico en Europa, a la espera de que cunda el ejemplo de los bancos americanos entre sus homólogos europeos, es nada menos que un 29,1% inferior a los fondos dedicadoshasta el momento al sector financiero.

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