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Rapaz abuso de recursos:sueño de autosuficiencia alimentaria

Lennart Báge, presidente saliente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (PIDA), organismo perteneciente a las Naciones Unidas, declaró el pasado 18 de febrero que la oferta alimentaria a largo plazo era incapaz de satisfacer la demanda y que, sólo en 2008, "cien millones de personas han alcanzado el rango de los más hambrientos".
En estas condiciones, la agricultura se ha convertido en un desafío estratégico, y un país como Tailandia intenta utilizar al máximo su "oro blanco", el arroz. En cuanto a los países importadores, como Arabia Sau¬dita, se interrogan acerca de cómo alcanzar el autoabastecimiento alimentario y barajan diversos medios para alcanzar ese objetivo.

A lo largo de la ruta que conecta Ryad con Al Kharj se suceden las plantas de procesamiento de dátiles: recuerdan que Arabia Saudita es su mayor productor mundial. En la entrada de la ciudad, un enorme cartel anuncia la base aérea Príncipe Sultán, famosa por haber alber¬gado, hasta 2003, tropas estadounidenses. Unos kilómetros después, un desvío conduce a una puerta bien vigilada, sobre la cual una inscripción proclama: "Al Safi, la granja inte¬gral lechera más grande del mundo". El auto¬móvil es desinfectado antes que pueda seguir su camino. En el hall de recepción se exhibe la copia de una página del Libro Guinness de los récords de 1998 dedicada a la granja por sus 3.500 hectáreas y sus veinticuatro mil vacas; actualmente posee treinta y siete mil cabezas. Importadas originalmente de Canadá, las Holstein de pelaje blanco y negro son inseminadas artificialmente. Los terneros son sacrificados y se aprovecha su carne; las hem¬bras se convertirán en vacas lecheras.

La adaptación al clima no es fácil. Equipos de refrigeración mantienen la tem¬peratura en los establos a menos de 27 °C; paneles móviles protegen a los animales de un sol abrasador. El ordeño está automatizado y controlado por computadora. En el mismo terreno se encuentra la fábrica de productos lácteos, también automatizada y dirigida por la empresa francesa Danone, socia del pro¬yecto desde enero de 2001. La granja produce 220 millones de litros por año y cubre apro¬ximadamente un tercio del consumo del país.
La compañía Al Safi surgió de la mente de un visionario fallecido hace dos años, el príncipe Abdullah Al-Faysal, hermano mayor del actual ministro de Relaciones Exteriores. Él, que había soñado con remolcar icebergs del Polo Norte para asegurar el consumo de agua del país, ofrecerá al reino su autosufi¬ciencia en leche. "Alcanzamos rendimientos muy altos: un promedio de 33 litros por cabeza y por día, por encima de la media inter¬nacional -explica Karim Manssour, el joven director general de Al Safi-Danone-. Conta¬mos con treinta mil puntos de venta, veinti¬cinco depósitos en Arabia, cinco en el Golfo, una filial en Jordania, otra en Yemen, y tene¬mos proyectos para el Líbano y Siria Dos mil quinientas personas trabajan allí (a las que deben sumarse mil para la granja de la cual Danone no es socio). Un cuarto del perso¬nal es indio y otro cuarto Saudita. La saudización de los empleados es un desafío: es difí¬cil encontrar nacionales para los empleos manuales, pero hacemos un esfuerzo para ir a buscarlos en las regiones pobres, especial¬mente en el sur y el este".

Potencia triguera

Desde una cabaña de madera, se eleva una bocanada de humo. Sucede que el agua bom¬beada del suelo sale a 70 °C. Al principio, bas¬taba con descender a 200 metros de profun¬didad para encontrarla. Hoy es necesario ir a buscarla a... 2.000 metros. Manssour se defiende: "Antes, el forraje se cultivaba en el lugar, pero trasladamos los campos a 200 kilómetros para no agotar la napa freática. Tenemos también una política de reciclaje del agua". El criadero, asegura, sólo consume entre el 3% y el 4% del agua del país, mien¬tras que la agricultura absorbe más del 80%.

Poca gente lo sabe: en la década de 1980, Arabia Saudita se transformó en un importante productor de trigo. Las autorida¬des garantizaron a los agricultores un precio de compra más elevado que el del mercado mundial y en 1984 se alcanzó la autosufi¬ciencia. Las superficies cultivadas aumenta¬ron de 67.000 hectáreas en 1980 a 907.000 en 1992. El rendimiento mejoró: 2,12 tone¬ladas por hectárea en 1980, 4,7 en 1988 y 5,19 en 2005 (contra 6,98 en Francia, 4,22 en China o 5,03 en Austria). Se crearon compañías pri¬vadas, que obtienen ganancias sustanciales. En 1993, la producción alcanzó su pico, con 5,3 millones de toneladas, y las exportacio¬nes superaron los 2 millones de toneladas. En ese entonces, la Organización de las Nacio¬nes Unidas para la Agricultura y la Alimen¬tación (FAO) elogió estos rendimientos.

¿Trigo en pleno desierto? Si bien el reino está lejos de limitarse a tierras áridas y posee, en el norte y el sur especialmente, regiones con vegetación, decenas de miles de hectáreas dedicadas al trigo fueron real¬mente ganadas a la arena... Para entender, es preciso remontarse a los años '70, particu¬larmente al boom petrolero posterior a 1973. El Tercer Mundo soñaba entonces con un "nuevo orden económico internacional"; Occidente amenazaba con utilizar "el arma alimentaria": cortar las exportaciones de trigo o leche a ciertos Estados "hostiles". Muchos gobiernos, incluso los considerados poco afectos al progresismo, afirmaron su volun¬tad de asegurar su autonomía. Arabia Sau¬dita era uno de ellos. Documentos oficiales de la época confirmaban esta voluntad en un lenguaje no muy diferente al de países como la Argelia "socialista" (1). El dinero del boom petrolero parecía abrir todas las puertas, incluso la de la producción masiva de leche...
"Nos convertimos en el principal exportador de agua de la región -explica, iró¬nico, un ingeniero agrónomo cuyo nombre no quiere que se mencione-. Producimos trigo u hortalizas que vendemos a nuestros veci¬nos y que agotan nuestros recursos de agua." Desde hace años, al igual que otros empre¬sarios, trata de llamar la atención de las auto¬ridades. Un intenso debate enfrentó a los defensores de la seguridad alimentaria con quienes querían preservar los recursos acuíferos del país. Finalmente, respecto del trigo, fueron estos últimos los que ganaron. Ryad decidió disminuir progresivamente los sub¬sidios a la producción local, para eliminarlos totalmente de aquí a 2016. Este año, por primera vez desde hace veinticinco años, el reino comprará 300.000 toneladas de trigo en el mercado mundial.

A diferencia de la mayoría de los demás políticos, el Dr. Abdullah Al-Obeid, viceministro de Agricultura, no tiene un discurso estereotipado. Este ex miembro de la delegación encargada de negociar la adhe¬sión, efectiva desde 2005, de su país a la Orga¬nización Mundial del Comercio (OMC), reconocía satisfecho: "En el Ministerio, pensá¬bamos que había que mantener una produc¬ción de trigo. Habíamos alcanzado altos ren-dimientos, especialmente en el norte, con 80 a 100 quintales por hectárea; en esa región existen menos problemas con el agua. Habrí¬amos querido conservar allí la producción". Turki Faysal Al-Rasheed dirige una importante empresa agrícola, Golden Grass Inc. Mientras cumple con una de sus cinco oraciones cotidianas, la consulta a supress book permite leer sus artículos y declara¬ciones. Asistió como observador a las últimas elecciones legislativas en Kuwait y desea la instauración de un sistema parlamentario en Arabia Saudita.

Fantasma colonialista

Comparte las reservas de Al-Obeid: "Todos los países tienen problemas con el agua, incluso Estados Unidos. Sin embargo, debe¬mos seguir cultivando. Esto permite asistir a las zonas rurales pobres y también nos ayuda a dominar las tecnologías agrícolas de punta que economizan el agua. Habría sido mejor destinar los subsidios a la uti¬lización de una mano de obra Saudita". Pri¬meros perdedores de la suspensión de los subsidios al trigo, muchos hombres de negocios evitaron el Salón de la Agricul¬tura de noviembre último.
La autosuficiencia continúa preocu¬pando a los responsables sauditas. "La cri¬sis alimentaria de la primavera de 2008, explica Al-Obeid, fue una señal de alarma. Arabia Saudita es un importador neto de pro¬ductos agrícolas, especialmente arroz, maíz, soja... Esto empuja al reino a invertir en el extranjero. Enviamos delegaciones com¬puestas por funcionarios y responsables del sector privado a Turquía, Ucrania, Egipto, Sudán, Tailandia, Filipinas, Vietnam, Etiopía, Uzbekistán. Estas visitas fueron recibidas allí favorablemente." Se defiende de toda inten¬ción colonialista y deplora los fantasmas de la prensa internacional: "Queremos invertir en la agricultura en el extranjero, pero no dese¬amos que toda la producción sea acaparada por el reino, al contrario. Queremos aumen¬tar las superficies cultivadas y garantizare¬mos que una parte de la producción perma¬nezca en el país de acogida".

El temor a inversiones masivas de los países del Golfo en la agricultura del sur ocupó, estos últimos meses, la portada de los diarios. "La avalancha hacia las tierras cul¬tivables", titulaba Le Monde (13 de diciem¬bre de 2008), que publicaba un documento de la organización no gubernamental Grain (Grain.org) donde se afirmaba, por ejemplo, que Arabia Saudita habría comprado 1.610.117 hectáreas (nótese la precisión de la cifra). "Estos Estados que acaparan las tie¬rras agrícolas en África", denunciaba por su parte el sitio Afrik.com el 12 de diciembre. "Apropiación de las tierras agrícolas del sur", explicaba un profesor de historia y geografía de un colegio secundario en un blog desti¬nado a sus alumnos (2).

Como suele suceder, cuando una idea se convierte en un lugar común en los medios de comunicación, se puede asegurar que es... falsa o, por lo menos, excesiva. Para evaluarlo, basta consultar a los hombres de negocios sauditas implicados en la agricultura.

"Se mencionan mucho las inversiones en Sudán -reconoce Al-Rasheed, quien dedicó al tema varios artículos en la prensa local-. Este país cuenta con muchas ventajas: una enorme superficie cultivable de la cual sólo se utiliza el 20%; agua en abundancia, lluvias y el Nilo; un clima favorable."

El drama del agua

Ya en los años '70 Sudán había sido presen¬tado como "el granero del mundo árabe"... "Y sin embargo, continúa Al-Rasheed, los obstáculos son numerosos: además de la pobreza de la agricultura de Sudán, su carác¬ter artesanal, su retraso tecnológico, no existe un régimen claro de propiedad; las tierras pro-puestas están situadas en regiones petroleras y corren el riesgo de ser expropiadas mañana; la infraestructura es rudimentaria, etc. Cuando todo esto se resuelva, lo que es responsabi¬lidad de las autoridades de Jartum, podremos invertir. No es de un día para otro...". El otro paraíso a menudo mencionado, Egipto, genera en él las mismas reservas. En cuanto a Asia, parece estar muy lejos...
Las inversiones privadas extranjeras en el sector de la agricultura tienen una larga his¬toria. Hace varios siglos que los países occi¬dentales están presentes en sus antiguas colo¬nias y las independencias no cambiaron la situación. El aumento de los precios de las materias primas agrícolas en 2008, aunque por poco tiempo, despertó sin duda la codicia. Pero de la idea a la concreción hay un tre¬cho, y resulta un poco abusivo denunciar el control colonial de los países del Golfo sobre las tierras agrícolas del mundo (3). Más aún cuando se trata de inversores privados que, si j cultivan arroz o trigo, lo venderán en el mer¬cado mundial para obtener el mejor benefi¬cio. No es seguro que reserven la producción a su país de origen.

La ONG Grain elaboró la lista de proyectos de inversiones agrícolas de dife¬rentes países para 2008. Para Arabia Saudita y los países del Golfo se trata casi siempre de intenciones, visitas, declaraciones, más que de contratos firmados. Incluso el acuerdo dado por firmado entre el grupo Saudita Ben Laden e Indonesia (4.300 millones de dólares para desarrollar 500.000 hectáreas de arroz basmati, particularmente apreciado por los j consumidores sauditas) no parece más que un I proyecto. Y la crisis financiera, ligada al retro¬ceso -incluso provisorio- de los precios de los productos agrícolas, también limitará muchos apetitos...

Con una población que crece rápidamente, napas freáticas que se contaminan o agotan -queda por elaborar el cuadro detallado de las riquezas del reino en este terreno-los proyectos para racionalizar el consumo y la construcción de nuevas plantas de desalinización no bastan para asegurar el aprovisionamiento de agua del país (4). Como ya nadie menciona el proyecto de traer icebergs del Polo Norte, el reino deberá encontrar medios inéditos para garantizar su seguridad alimentaria.

1. Véase, por ejemplo, L'Histoire du ble saoudien (en árabe), Société du centre d'information, Ryad, 1988. http://tribouilloterminales.over-btog.com
2. Jacques Diouf, director general de la FAO, alertó a los países del Golfo contra la compra directa de tierras en el extranjero, según declaraciones levantadas por The Wall Street Journal, "UN food chief warns on buying farms", Nueva York, 10-9-08.
3. "Le secteur de l'eau en Arabie saoudite", Embajada de Francia en Arabia Saudita, misión económica, 22 de noviembre de 2008. Los datos corresponden a 2006.

A.G.
© LMD ed. Cono Sur
Marzo 2009, p. 28-29


Alain Gresh DE LA REDACCIÓN DE LE MONDE DIPLOMATIQUE, PARÍS.
Traducción: Gustavo Recalde

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